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Crecimiento favorable a los pobres: Indicadores para un crecimiento inclusivo

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Entre los años 2012 y 2015 el PIB de nuestro país creció a una tasa anual del 7,2%. Si bien la pobreza disminuyó, continúa por encima del 22% en un contexto en el que la distribución del ingreso no mejoró significativamente.

Ernesto Rodríguez
[email protected]
5DIAS

Frente a estas cifras, ¿podríamos catalogar a nuestro crecimiento económico de los últimos años como de “inclusivo”? Diversos autores han desarrollado métodos e indicadores para analizar situaciones similares.

La literatura del Crecimiento Favorable a los Pobres -CFP (Pro-Poor Growth) conceptualiza el crecimiento económico en términos de su repercusión, tanto en la distribución del ingreso como en su impacto sobre la pobreza.

En este sentido, la CFP ha utilizado dos tipos de definiciones en función del tipo de pobreza analizada. La definición absoluta tiene en cuenta lo que sucede con el ingreso de los pobres ante una variación en el crecimiento económico. Aquí el crecimiento es favorable si logra incrementar el ingreso absoluto de modo que se reduzca la pobreza. La definición relativa tiene en cuenta la relación entre el crecimiento del ingreso de los pobres y el de los no pobres. El crecimiento es favorable si el ingreso de los pobres crece relativamente más que el de los no pobres, reduciéndose la desigualdad en la distribución del ingreso.

EL CFP ABSOLUTO Y RELATIVO

Un estudio que analiza la tasa de crecimiento del ingreso de la población pobre relacionándola con la de toda la población en un conjunto de países entre 1980 y 1990 muestra que, aunque las tasas de crecimiento del ingreso de dos países pueden ser similares, como en Ghana y Brasil, las tasas de crecimiento del ingreso de la población pobre pueden ser mayores en uno de ellos, tal como ocurre en Ghana (Gráfico).

La desigualdad puede analizarse a través de la recta de 45 grados o recta de equidistribución. En cualquier punto por encima de la misma, el ingreso de los pobres crece por encima del ingreso promedio de toda la población, disminuyendo los niveles de desigualdad.

En términos de la definición absoluta, existe un CFP en Chile, India, Ghana, Bangladesh y Brasil, donde la tasa de crecimiento del ingreso de los pobres fue positiva. En Zambia el crecimiento es anti-pobre ya que esta tasa disminuye un –2% anual. Según la definición relativa, solamente Ghana registra un CFP por encontrarse sobre la línea de 45°. Si bien en términos relativos Zambia registra un CFP, el ingreso de los pobres disminuye, por lo que la incidencia de la pobreza aumenta.

Ambas definiciones tienen sus críticas. En la definición absoluta, un incremento en el ingreso de los pobres del 0,1% constituiría un CFP aunque el crecimiento de los más ricos fuera del 10%. Además, un crecimiento nulo del ingreso de los primeros, combinado con una caída en el ingreso de los no pobres reflejaría un crecimiento pro-pobre aunque esto no constituya necesariamente una disminución en la pobreza.

INDICADORES PARA MEDIR EL CFP

Dos metodologías utilizadas para medir el CFP son la Curva de Crecimiento de la Pobreza, CCP (“Poverty Growth Curve”) y la Tasa de Crecimiento Equivalente en Pobreza, TCEP (“Poverty Equivalent Growth Rate”).

Propuesta por Son, la CCP compara las variaciones en el ingreso medio de una distribución, con los cambios en la desigualdad y la pobreza y muestra cómo el crecimiento del ingreso hasta el percentil p más pobre de la población depende del crecimiento del ingreso de toda la población más los cambios que se producen en la distribución del ingreso. Así, si la CCP es positiva para toda población, la pobreza debe disminuir, y si hasta el percentil p es mayor que la tasa de crecimiento de toda la población, entonces hay un CFP. En cambio, si hasta el percentil p es positiva pero menor que la tasa de toda la población, el crecimiento reduce la pobreza pero viene acompañado por un incremento en la desigualdad ya que los pobres reciben proporcionalmente menos beneficios del crecimiento.

De forma similar, la TCEP, desarrollada por Kakwani, Khander y Son, vincula a la pobreza con la tasa de crecimiento y con las variaciones en la distribución del ingreso y es definida como la “tasa de crecimiento g* que haría que la pobreza se redujera en la misma magnitud que la registrada por la tasa de crecimiento efectiva g si este crecimiento fuera distributivamente neutral” (cada persona recibe la misma proporción del crecimiento).

Aquí, cuando la economía crece, el crecimiento será favorable a los pobres si la TCEP es mayor que la tasa de crecimiento observada. En caso de ser menor, el crecimiento disminuye la pobreza pero los pobres reciben proporcionalmente menos beneficios del mismo (“proceso de derrame”). Se puede crecer con un aumento en la pobreza si la TCEP es negativa (“crecimiento empobrecedor”).

Según cálculos de la Sedlac, durante el periodo 2006-2011 hubo un importante CFP en Argentina y Brasil. Entre 2007 y 2011, cuando Brasil registraba un crecimiento anual del 3.6%, su TCEP era del 6,3%. En Argentina la diferencia era aún mayor: mientras el crecimiento anual era del 4,3%, la TCEP casi lo cuatruplicaba (16,6%). Estas tasas favorables implicarían la adopción de una serie de medidas y acciones que incentiven el CFP.

En el próximo artículo analizaremos estos indicadores para Paraguay lo que nos permitiría tener otra visión respecto al alcance cualitativo de nuestro crecimiento económico y de su capacidad para superar dos de los mayores flagelos de nuestra sociedad: la persistente pobreza y la inequitativa distribución del ingreso.

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