Notas
Historiador brasileño justifica asesinato de niños en la Triple Alianza y contradice versión oficial
El historiador brasileño Francisco Doratioto no solo contradice que la Guerra contra Paraguay haya sido por su proceso de independencia e industrialización ante el colonialismo, sino que también justifica el asesinato de niños en la Guerra contra la Triple Alianza, además de minimizar el financiamiento inglés.
En una nota para la BBC Brasil, el historiador brasileño Francisco Doratioto asegura que la historia sobre la Guerra contra Paraguay, el conflicto armado más grande y sangriento que jamás haya ocurrido en América Latina, es equivocada.
Su libro ya fue publicado hace años e incluso fue entrevistado por Última Hora, donde dijo que Gran Bretaña nada tuvo que ver con la guerra.
El historiador contradice la versión más contada por los profesores de historia y culpa a los opositores del régimen militar que gobernó Brasil entre 1964 a 1985, centrándose en la aversión al imperialismo extranjero y a cualquier interferencia de las grandes potencias en el destino sudamericano sobre la narrativa de que el conflicto fue causado, financiado y liderado indirectamente por Gran Bretaña.
A su vez, dijo que en dicha historia Paraguay se mostraba camino a ser desarrollado, con industrialización, justicia social y una producción de riqueza inigualable, de manera independiente, configurando así una excepción en ese contexto de nuevos países americanos que iban logrando autonomía frente a los colonizadores al precio de la independencia económica de las naciones ricas.
En dicha versión, al verse amenazados por el desarrollo de Paraguay, Brasil y Argentina, los ingleses derramaron dinero y refuerzos militares que derivó en el genocidio paraguayo.
Sin embargo, el historiador sostiene que no hay ningún documento que pruebe que fue Inglaterra el interesado en hacer la guerra en la región.
El historiador señala que la versión que se enseñó fue la del libro Genocidio Americano: A guerra do Paraguay, publicado en 1979 y escrito por el periodista Julio José Chiavenato, a quien acusa de no ser historiador y cometer errores metodológicos.
Entre esos errores, sostiene que el Duque de Caxias no habría arrojado los cuerpos de soldados fallecidos al río para afectar al ejército paraguayo en Humaitá y que el río fluye en dirección contraria.
En ese sentido, asegura que los militares tenían la costumbre de quemar o enterrar los cuerpos de los que morían, pero al ser una región pantanosa, el agua del río acabó contaminada y eso provocó la epidemia que mató aún más a soldados brasileños.
Para el historiador, Paraguay fue pintado como un país en otro nivel de desarrollo, pero asegura que tenía una estructura de explotación del campesinado que cosechaba yerba mate.
Entre tanto, remarca que Gran Bretaña no quería una guerra en América del Sur, según una carta del diplomático Edward Thornton, entonces embajador británico en Argentina y Paraguay, con sede en Buenos Aires, donde escribe al canciller paraguayo José Berges que Inglaterra también estaba en conflicto con Brasil y se ofrecía a contribuir a la reconciliación de los dos países Paraguay-Brasil, cinco días antes de la declaración de guerra.
El historiador si bien no niega los préstamos otorgados por los ingleses para el financiamiento, asegura que la “lógica del capital no tiene nacionalidad ni patriotismo”.
«¿Van a prestarle a Paraguay, un país aislado en el interior del continente, sin acceso a los mercados exteriores, sin oro y que está en guerra contra tres países por iniciativa propia?”, alega, responsabilizando a Paraguay de la guerra y sin mencionar el intento de invasión a Uruguay por Brasil ni el tratado secreto de la Triple Alianza, pactada un año antes del conflicto, según otros historiadores.
Recuerda también que esta financiación inglesa no fue tan representativa como se imaginaba para el lado brasileño de la guerra. Según el historiador, alrededor del 12% de los gastos de guerra de Brasil fueron financiados únicamente con préstamos externos.
El historiador detalla que Paraguay tenía alrededor de 400.000 habitantes contra 11 millones de habitantes que tenía la Triple Alianza en conjunto. También menciona que el resultado fue devastador y que la población paraguaya se redujo a menos de 190.000 personas y que el 90% de los hombres murieron.
Con respecto a las atrocidades de guerra cometidas por el Duque de Caxias y sus tropas, confirma la muerte de niños que se hacían pasar por soldados en las trincheras, pero defiende que la guerra es “salvajismo y que todos los militares daban órdenes de matar, hasta en la Segunda Guerra Mundial, ya que quien mataba más ganaba una guerra”.
Finalmente, el historiador “valora” que la figura histórica del Duque de Caxias hasta la fecha no ha sido suficientemente explorada por los historiadores y entiende que “desmoralizarlo”, en tiempos de la dictadura, “era desmoralizar al régimen militar”.
“El Reino Británico nada tuvo que ver con la Guerra de la Triple Alianza”
Doratioto lanza un desafío en esta entrevista: Pide que le indiquen dónde existen documentos secretos de este conflicto armado entre el Paraguay y tres de sus países vecinos. Dice que lo que hay aún son muchas documentaciones inéditas.
Francisco Doratioto, autor, entre otros, de un conocido libro que se ha ganado defensores y detractores, titulado Maldita Guerra, según la Embajada de su país en Asunción debe ser el historiador brasileño que más estudió el conflicto de la Guerra de la Triple Alianza. El pasado 29 de abril presentó en la capital paraguaya su obra Introducción a la Guerra del Paraguay, en la Feria Internacional del Libro. Es doctor en Historia de las Relaciones Internacionales por la Universidad de Brasilia, y profesor de la Escuela Diplomática de la Cancillería brasileña. En un claro portuñol conversó con Última Hora sobre algunos aspectos resaltantes de lo que los brasileños llaman la Guerra del Paraguay, y los paraguayos denominamos La Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), que signó uno de los acontecimientos más dramáticos de la historia nacional, en que Paraguay se enfrentó solo al frente que conformaron Argentina, Brasil y Uruguay.
–¿Existen aún en el Brasil documentos de la Guerra de la Triple Alianza mantenidos en secreto?
–No hay documentación secreta, es decir, separada para que nadie pueda conocerla. En los 80 sí había archivos secretos. Yo pedía acceso y me negaban. Actualmente, lo que sucede es que hay una cantidad enorme de documentación inédita, porque sucede en todos nuestros países, no tenemos gente y ni plata para clasificar la documentación.
Hace como dos años fui al Instituto Histórico y Geográfico del Brasil donde la bibliotecaria me comentó que acababan de hacer una clasificación de la documentación con un equipo de universitarios y encontraron cerca de 200 cartas de los comandantes militares de los buques brasileños en la Guerra de la Triple Alianza. Me preguntó si me interesaba el tema. Le dije que sí, pero que no tenía tiempo. Entonces, para explicar, ¿era secreto? No, no lo era, pero estaba inaccesible al investigador, porque no estaba clasificado. Hay documentación que sigue inédita porque además está mezclada con otros temas relativos a nuestro país. En el Archivo del Ejército, por ejemplo, hay una enormidad, pero no tienen la documentación arreglada.
Me gustaría que la gente que dice que hay documentos secretos, que diga dónde, que yo iré a pedir acceso a ellos.
–Según sus investigaciones, ¿cuáles fueron las causas que desataron la guerra?
–Puedo decirle, en primer lugar, que ya está probado que el Reino Británico nada tuvo que ver. No hay un documento, nada, ni la lógica, que pruebe eso. Todos nos acercamos más o menos a la idea de que tiene que ver con el proceso histórico de la Cuenca del Plata y de los Estados que no estaban conformados, definidos, entonces.
Paraguay y Brasil sí. Pero Uruguay y Argentina no estaban consolidados como Estado. Había una inestabilidad en la región y eso lleva a una compleja interrelación de factores. Por ejemplo, desde el interés de los estancieros de Rio Grande do Sul en el ganado de Uruguay, hasta el interés de Francisco Solano López de tener un puerto para el comercio exterior, que no fuera Buenos Aires. Otros historiadores y yo decantamos más las causas del conflicto por el lado geopolítico. Otros, por el lado económico. Por ejemplo, la disputa por el mercado del mate en la Cuenca del Plata. Pero coincidimos en que las causas fueron locales.
–¿Hubiera sido otra la historia si en ese momento no estuviese gobernando el Paraguay por Francisco Solano López?
–No lo sé. Podría haber sido peor. No sé.
Eso es hacer la historia contrafactual. No era, su padre, Carlos Antonio López, quien fue un estadista, sabía elegir cuáles eran los intereses paraguayos e intentaba alcanzarlos. Tenía la medida del poder nacional paraguayo verdadero. Iba hasta un límite y sabía si no podía pasar.
Pero también podemos pensar en que posiblemente no hubiera habido la Guerra si el partido conservador seguía en el poder en Brasil. Yo creo que no se hubiera llegado a la guerra. Ellos tenían muy claros los objetivos, no se dejaban, no hacían la política que los estancieros de Rio Grande do Sul querían.
–En los documentos de la Guerra, ¿qué halló respecto al desastre demográfico que significó para el Paraguay el conflicto con la Triple Alianza?
–En los años 80 la historiadora demógrafa norteamericana Vera Blin Reber escribió un artículo en el que decía que la pérdida poblacional de Paraguay, como consecuencia de la Guerra, habría sido unas 40.000 vidas. Decía que el total de habitantes entonces no pasaba los 200.000. Thomas Whigham, historiador, y Barbara Potthast (alemana), demostraron que no. Los revisionistas dicen que la población total del Paraguay antes de la Guerra no tenía ni el millón de habitantes. Los números más cercanos de pérdidas humanas durante el conflicto armado es de alrededor de 400.000. La mayor parte de las pérdidas fueron hombres en edad productiva. Hubo una hecatombe demográfica.
–¿Por qué tanta crueldad en la Batalla de Acosta Ñu, donde participaron niños?
–El tema es muy polémico. Llevaban ya 5 años de guerra cuando eso, y la guerra animaliza a las personas. Nadie va a hacer la guerra ofreciendo libros y poesía. En un combate, en una lucha cuerpo a cuerpo, más todavía se animaliza.
Llegaron los aliados y al frente estaban las tropas paraguayas. Como se sabe, los niños estaban con barba postiza, entre los soldados profesionales. Al observar de lejos a las tropas paraguayas, ellos pensaron que eran soldados. La carga de la caballería tomó conciencia de que eran niños cuando ya estaban en plena batalla. Fue una masacre, al igual que Piribebuy. Fue un salvajismo.
–¿Por qué duró tanto la ocupación de Paraguay después de la Guerra? Estuvieron hasta 1876.
–Para evitar que argentinistas llegasen al poder de Paraguay, porque temían que el país pudiera perder la independencia y convertirse en una provincia argentina.
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