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Notas

Santa Elena, en camino a ser la ciudad más limpia del país

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CAMBIO. La cultura de la limpieza se apoderó de los pobladores de la «ciudad de las mandarinas». CONTRASTE. El anterior intendente está procesado por desvíos de dinero correspondiente al Fonacide. TURISMO. El pueblo presenta varios atractivos turísticos en el marco del cuidado ambiental. IDENTIDAD. Municipio y comercios se unieron para crear una identidad propia con cartelería rústica.

Túnel verde. La entrada al pueblo por el ramal que lo une a Itacurubí de la Cordillera tiene un túnel de frondosos árboles.

La anterior gestión municipal de la ciudad de Santa Elena, Cordillera, está marcada por las denuncias de corrupción: El ex intendente César Balbuena (PLRA) está procesado por presunto desvío de recursos del Fonacide y su caso está estancado desde el 2015. Este fue uno de los motivos por los cuales en el siguiente periodo municipal los pobladores se mostraban reticentes a colaborar en mejorar la imagen del distrito.

“Los primeros días o meses fueron difíciles porque la gente era un poco reacia a ayudar a la Comuna, pero veía que la ciudad estaba mejorando; entonces empezaron a concienciarse y empoderarse de la limpieza”, asegura Miguel Olmedo, médico de profesión e intendente de Santa Elena desde el 2015.

Siguiendo el legado que dejó el municipio de Atyrá desde la década de los 90, hoy Santa Elena busca ser la ciudad más limpia del país. Esto es apoyado por los propios pobladores, que cuentan haber modificado su rutina de limpieza.

Reciclaje. Basureros diferenciados para el tipo de basura se encuentran a lo largo de la ruta y en el centro del pueblo.

Reciclaje. Basureros diferenciados para el tipo de basura se encuentran a lo largo de la ruta y en el centro del pueblo. Foto: Rodrigo Villmayor

Además, el Municipio actualmente cuenta con habilitaciones del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) en la matadería municipal, el vertedero y el cementerio del pueblo. Semanas atrás el intendente recibió el aviso de que serán reconocidos por el Ministerio de Salud como una de las ciudades más limpias del país.

“En 1996 Atyrá fue certificada como la ciudad más limpia del país, con el intendente Feliciano Martínez. De ahí Atyrá se quedó como la ciudad más limpia del país, con esa marca. Nosotros también queremos eso ahora”, asegura Olmedo.

PARTICIPACIÓN

La limpieza que hoy ostenta Santa Elena le vale, por ejemplo, aún no registrar un solo caso de dengue en el pueblo. Nada de esto iba a ser posible sin la participación activa de los pobladores. El propio intendente reconoce esto: “Santa Elena y Filadelfia son las únicas ciudades en participar del proyecto Municipios saludables de la Organización Panamericana de la Salud, la Organización Mundial de la Salud y el Ministerio de Salud Pública. El proyecto en sí implica que se involucren actores de todos los sectores: Deporte, religión, agricultura, salud, educación, jóvenes. Así se trabajó en mejorar la higiene en todos los aspectos”.

“De no barrer la ciudad, ahora se barre todos los días. Ya no se ve más basura en el camino de Itacurubí a Santa Elena. Cambió la mentalidad de la gente. Tratamos de mantener el asfalto sin arena luego, de cortar siempre el pasto”, comenta Fátima Benegas, una pobladora y comerciante del centro del pueblo.

Biblioteca. La  biblioteca municipal del pueblo es una de las más grandes del Departamento de Cordillera.

Biblioteca. La biblioteca municipal del pueblo es una de las más grandes del Departamento de Cordillera. Foto: Rodrigo Villmayor

“No todo depende del intendente, sino también de la gente. Pero vos tenés más ganas de ayudar si ves que el Municipio también se preocupa de cortar el pasto de la plaza, por ejemplo, que antes los vecinos cortábamos en el verano”, agrega Benegas.

Un ejemplo de cómo actúan los vecinos en Santa Elena es la colocación de cámaras en las distintas calles del pueblo. Hace unos años hicieron colectas, vendieron empanadas y realizaron diversas actividades para recaudar fondos para su instalación. Hoy hay cámaras en los principales puntos de la ciudad, aseguran los pobladores.

La participación también se da a nivel político en Santa Elena. El concejal municipal y educador Arístides Osorio (Frente Guasu) explica que la buena gestión se debe a la colaboración que hay también de parte de la Junta Municipal.

“Se está trabajando bien con el intendente porque hay colaboración de ambos lados para los proyectos que se encaran, también con la Gobernación”, menciona el edil opositor y añade que hasta ahora no hubo objeciones en cuanto a obras o desembolsos hechos por la Comuna de Santa Elena.

Intendente. El médico Miguel Olmedo ocupa la intendencia del distrito de Santa Elena desde el 2015.

Intendente. El médico Miguel Olmedo ocupa la intendencia del distrito de Santa Elena desde el 2015.

“Tenemos nueve concejales, cinco colorados, uno de Frente Guasu, uno de Unace, y dos del PLRA. Todas las rendiciones de cuenta están aprobadas. El 95% de las inversiones del Municipio se hacen por licitación pública y se les da participación a todos. Los concejales saben qué se va a comprar, entonces se va por licitaciones y se adquiere al menor valor. Los concejales se sienten también involucrados en lo que se hace en la ciudad, no es que el intendente nomás hace todo”, afirma por su parte Olmedo, quien es de la ANR y milita en el movimiento Honor Colorado.

Luego de la reciente historia de presunta corrupción dentro del Municipio, la transparencia es clave en la colaboración entre intendente y ediles: “El periodo pasado fui concejal. Fue toda una odisea. El ex intendente nunca presentó un proyecto, nunca el pleno de la concejalía aprobó un proyecto o rendición de cuenta. Hicimos una denuncia ante la Contraloría, ellos vinieron. En el 2013 hubo un faltante de más de 300 millones de guaraníes y el presupuesto de ese año fue solo de 680 millones, imagínense casi la mitad del presupuesto anual fue el perjuicio ese año”, exclama Olmedo.

TURISMO

Santa Elena en los últimos años se convirtió en un destino turístico en el Departamento de Cordillera, promocionando su propio túnel verde: casi dos kilómetros de frondosos árboles que crean la ilusión de un túnel sobre la ruta que une Itacurubí de la Cordillera y Santa Elena.

En los últimos años la ciudad vio la proliferación de posadas —actualmente hay nueve— y el hermoseamiento del pueblo.

Lo primero que cualquier visitante observa al llegar a este pueblo de aproximadamente 6.850 habitantes son los carteles con madera rústica de los negocios y calles.

Corpóreo. Parte de la plaza del centro de Santa Elena.

Corpóreo. Parte de la plaza del centro de Santa Elena. Foto: Rodrigo Villmayor

“Fui a Córdoba, Argentina, y traje de ahí la idea de tener este diseño rústico. Ahí surgió tener los carteles de las calles con carteles rústicos, basureros del mismo tipo, y en los negocios. Se hace todo en el taller de un poblador de Santa Elena que está en el desvío de San Bernardino. Armamos una comisión con todos los comerciantes de la ciudad y ahí hicimos una transferencia de dinero para que se unifiquen todos los carteles. Es también algo único del país”, señala el jefe municipal.

“Desde que Santa Elena tiene este aspecto turístico tenemos mucha gente que llega a la ciudad, especialmente gracias a las redes sociales. Antes había gente de Barrero (Eusebio Ayala) que no conocía Santa Elena, ahora tenemos gente de todo el país”, dice Fátima Benegas.

Rústico. Los negocios cuentan con estos carteles.

Rústico. Los negocios cuentan con estos carteles. Foto: Rodrigo Villmayor

Si bien los pobladores celebran la decisión de tornar el pueblo en un destino para turistas, la llegada de gente nueva trae viejos problemas: “Un domingo estábamos sentados acá y un muchacho que venía por primera vez a Santa Elena tiró su botella en la calle. Yo le dije que había cámaras por toda la ciudad y que se iba a saber que él tiró esa botella. Sin problemas recogió lo que tiró y siguió su camino”, recuerda Fátima con orgullo.

Además del túnel verde, Santa Elena ofrece a sus habitantes pulcras plazas públicas, así como parques infantiles al costado de la ruta y las aguas del arroyo Yhaguy.

Hace dos años, el Municipio decidió construir una escultura de arena en homenaje a una leyenda local: el supuesto avistamiento de una sirena en una laguna que desde entonces es conocida como Laguna Sirena. Al respecto, vecinos de la zona cuentan que hasta ahora nadie llegó a tocar el fondo de la laguna. Parte de la leyenda es que la laguna es una “vena de mar”. Hoy en día, llegar a la laguna es difícil debido a que se deben cruzar predios privados, comentaron.

Parque. La plaza La Sirena, en la entrada del pueblo.

Parque. La plaza La Sirena, en la entrada del pueblo. Foto: Rodrigo Villmayor

NECESIDADES

No obstante, el distrito no escapa a la pobreza. Al ser consultados qué les hace falta, varios habitantes de este distrito ubicado a 100 kilómetros de Asunción responden lo mismo: Más trabajo.

“La necesidad más urgente es el tema de fuente de trabajo. Falta una fábrica, que provea empleo a más familias. Tenemos una población pequeña, que se dedica a agricultura y ganadería familiar. Se planta mandioca, maíz, poroto y zapallo, principalmente. Necesitamos más trabajo porque tenemos mucha migración de gente joven luego de terminar la secundaria. Los que no pueden estudiar se van a España o Estados Unidos”, lamenta Olmedo. La misma problemática, la de la migración masiva a España y Estados Unidos, se repite en varios distritos del departamento de Cordillera.

Opinión

“Hasta yo cambié con el tema de la limpieza”“Cambió mucho la ciudad en estos tiempos. Realmente se mejoró en todos los sentidos, yo no me puedo quejar. Se nota desde la entrada al pueblo luego la limpieza y con el tiempo hasta yo cambié con ese tema, ahora ya todos queremos mantener más limpias nuestras veredas, nuestros negocios”, comentó Cándido Martínez, propietario de un negocio de venta de celulares en el centro de Santa Elena. Asimismo, destacó que el Municipio haya pagado el cartel de madera rústica a todos los comerciantes con sus patentes al día. “Hubo un cambio de mentalidad muy grande la gente también”, afirmó.

Un pueblo que empezó con el extravío de un título de propiedad

“La ciudad de Santa Elena empieza con una sencilla estancia, un establecimiento ganadero de un matrimonio: Elena Gaona es la señora, la matrona, y Juan Ascencio Cáceres es el marido. Por 1860, en tiempos de don Carlos Antonio López, ellos establecen su estancia en lo que hoy es la plaza del pueblo y progresan porque el pasto es bueno y el predio era grande”, cuenta el profesor Isidro Martínez, historiador de Santa Elena.

“Luego viene la Guerra de la Triple Alianza y el señor Juan Ascencio se alista en el ejército y va a la guerra, llevando a la contienda su título de propiedad. El señor falleció en la guerra y ahí queda extraviado el título de propiedad. Como Santa Elena es considerada santa de los objetos perdidos, doña Elena Gaona le promete que si con su milagro recupera su título de propiedad, ella edificaría un oratorio. Después le llegó la noticia: Un capitán de barco le escribió que en su barco en Asunción tiene el título de propiedad. Al darse esto, ella cumple y erige el oratorio, así empieza el pueblo”, relata el educador. Santa Elena se independizó del distrito de Itacurubí de la Cordillera en 1936. UH

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